Un rito convertido en memoria

Cachito Mío no nació como bebida, sino como un puente entre la tierra, el fuego y la memoria. El zorro Toná camina entre sombras para recordarnos que cada sorbo guarda una huella eterna.

Nuestra historia

En Oaxaca, cada sorbo guarda un pasaje de memoria. Cachito Mío es un ritual íntimo: homenaje a la tierra, al fuego lento y a la noche. El guardián Toná, astuto y silencioso, custodia lo que permanece en el alma.

Creemos que un mezcal no solo se bebe: se honra. Por eso, cada variedad es un fragmento de recuerdo compartido: Espadín, Chuparrosa, Pelón Verde, Jabalí y Coyote. Juntas, forman un círculo de experiencias que trasciende generaciones.

Los Caminos del Sabor

Cada variedad, un cachito de vida

En la penumbra ancestral, los corazones de agave ardieron y el humo llevó consigo la primera ofrenda. Allí nació Cachito Mío: como un rito que transforma lo efímero en recuerdo.

En la cosmovisión mesoamericana, el toná guía y protege. El nuestro es el zorro: astuto, nocturno y fiel guardián de lo invisible. Él vela para que cada sorbo conserve su huella eterna.

Espadín, Chuparrosa, Pelón Verde, Jabalí, y Coyote. Cada uno es un sendero distinto, pero juntos forman el círculo completo de la memoria que Toná custodia en la montaña.

El Guardián Toná

Zorro de la noche, espíritu de memoria

Nacimiento del rito

Cuando el fuego abrió la memoria

Descubre el ritual, guarda tu memoria

Elige tu camino en la colección y permite que Toná "el guardián" te guíe en la noche